miércoles, 25 de julio de 2012

Difícil decisión

Son las ocho de la mañana. Acá estoy, sola en la compu, mis hijas duermen y yo espero que se haga la hora de salir para Luján, a hacer lo más triste que, desde que recuerdo, tuve y tendré que hacer en la vida: tengo que buscar una institución para internar a mi papá con su demencia senil a cuestas.
Dudo en escribir esto. Los que lo lean pensarán que es un tema muy privado, y yo misma pienso si hago bien en decirlo acá, donde la gente se asoma, pero tengo la necesidad de ponerlo en palabras, un poco tal vez, para no estar todo el día hablando de esto con los que quiero y tienen tantas otras cosas de que ocuparse.
Tantas veces uno dice mientras es joven a los padres: "Te voy a llevar al geriátrico si me seguís hinchando con tal cosa", o a los hijos: "Cuando me lleves al geriátrico fijate que tenga parque y me dejen tomar mate" seguido de risas, como que fuera algo que nunca va a pasar. Y cuando pasa...se forma un hueco tan grande en el corazón! Hay tantas cosas para tener en cuenta, traerlos para acá (están en Bahía Blanca), salvar a mi madre de esa locura en la que está metida, convencerla que el hombre del que hace 55 años está enamorada, no está más y que éste que se le parece tanto físicamente, es otro, que no sabe quién es ella, que no conoce el lugar donde está, que busca a su madre por la casa y de pronto se para y dice: "Creo que mi mamá se murió", que quiere ir a trabajar y a jugar al fútbol.
¿Qué voy a buscar a Luján? Mi conciencia sabe y recita de memoria: un lugar limpio, agradable, espacioso, de buen trato, que pueda pagar, que lo atienda bien, que nos dejen ir a visitarlo muchas horas, etc, etc.
¿Qué sueña mi inconsciente? Que aparezca una pastilla mágica que nos lo devuelva, que la ciencia encontrara la solución, que nos llamaran un día y nos dijesen: "No sabemos cómo pasó, pero su papá está bien, llévenlo a casa de nuevo"
Sí, ya sé, es la ley de la vida, hay que tomarlo así, va a ser lo mejor para él y para ella. Juro que todo eso lo entiendo. Pero acá estoy, con el corazón roto por lo que voy a buscar a Luján.
Las que ya lo perdieron, atesoran a su padre en el alma y guardarán los mejores recuerdos, pero a las que lo tienen vivo y plenos de vida les digo: quiéranlos, pasen tiempo con él, mímenlo, escúchenlo,cuéntenles, jueguen, no lo juzguen, disfrútenlo, y así, cuando la vida les pegue el cachetazo, sabrán que él las amó profundamente y ustedes le dieron tiempos de felicidad.
Gracias por esta catarsis.
Es la hora de irme.

viernes, 20 de julio de 2012

Como los dedos de las manos

Bombardeo de saludos en Facebook, día del amigo en las vidrieras, la tele, la radio, no tengo twitter, pero supongo que debe estar estallando y es inevitable preguntarse "¿Y yo?"  El concepto de amigo es bastante personal. Hay gente que a dos meses de conocerse con alguien ya lo denomina "mi amigo" y otros consideramos que nos sobran los dedos de una mano para contarlos.  Así que me puse a pensar cuántos AMIGOS (con mayúsculas), tengo...
Al levantarme me pasaron tres cosas curiosas que me hicieron reflexionar y me trajeron a escribir después de tantos días sin hacerlo. Antes de irse a trabajar, hoy mi marido me dijo: "Feliz día" y automáticamente me dije: "Tiene razón, él es el mejor y más fiel amigo que tengo, más allá del vínculo marital que nos une". A las diez de la mañana llegó la señora que hace 10 años que trabaja en casa con una caja de bombones y me dijo"Feliz día, porque usted es mi amiga" y después de la emoción, me dije: "Tiene razón, a diario tomamos mate y nos contamos cosas, sé de sus sufrimientos y sabe de mis nubes grises". Al rato me llamó mi cuñada, con la que suelo tener 5.000 diferencias, pero me llamó a mí para decirme feliz día, después de treinta años de compartir la vida.
Mientras fueron chicas les dije muchas veces: Soy tu madre, no tu amiga, pero ahora, quiero permitirme la licencia de decir: Primero sos mi hija, pero también sos mi amiga.
Andan alguno que otro por ahí, de esos de la infancia, incondicionales, de los que dan ganas de volver a ser chicos para jugar otra vez a la casita o a la maestra: Silvana, Marta, Walter que aparece después de 26 años y se queda como si tal cosa, y me escucha (bah! me lee, en realidad, porque vive muy lejos), María del Carmen, Tere, Adalberto...amigos que me dio mi profesión.
Amigos que lo fueron y parecían para siempre, pero se diluyeron, amigos de una sola dirección, aquellos que uno quiere más de lo que te quieren... y amigos nuevos, ustedes ¿por qué no? porque en estos días difíciles que estoy pasando con la enfermedad de mi padre, dejan dos renglones de ánimo y cariño en sus comentarios, y hacen que me vuelva a sentar a escribir.
Gracias, desde mi corazón, y feliz día

sábado, 7 de julio de 2012

Nubes grises

Ayer mi hija me dijo que había notado cuánto hacía que no escribía nada en el blog, a lo que respondí: "No sé qué escribir...no tengo nada que escribir". Pero en realidad, tendría bastante, pero es todo tan poco alentador,tan gris, tan desesperanzado, tan irreversible, que no me siento con ningún derecho de andar repartiendo pálidas,ni a quienes ya tienen sus propios problemas, ni a quienes son brillantemente felices, si se me permite la expresión.
No es una sola cosa grave lo que me pasa... es más bien un montón de pequeñas y negativas cosas, que juntas y al mismo tiempo complican bastante, mi existencia.
Cuando el sol asome un poco más, cuando quiera ayudarlo a Genaro a hacerme reir, cuando despeje y las nubes grises, se empiecen a parecer al algodón de nuevo,trato de esmerarme en que salga un lindo post.
Leo todo lo de la escuelita, eso sí... y vamos que falta poco para el día del Niño!!